Hay una partida de ajedrez que se juega a mis espaldas, una lucha complicada entre campeones del racionalismo, de la previsión y el cálculo. Nunca fui un buen jugador; siempre resultó superior a mí este juego-ciencia con sus infinitas posibilidades. Creo que nunca llegué a prever más de dos jugadas posibles, y por eso desistí de seguir jugando. Curiosamente, siempre que pude, enseñé a alguien el movimiento de las piezas; le hablé incluso de los prodigios terapéuticos que pueden obrar los sesenta y cuatro escaques que se disputan ambos contendientes.
Recuerdo haber vencido a un filipino inmensamente superior a mí, y cómo me apené de aquel hombre, que insistía tanto en retrasar la posición de las piezas, buscando el error de concentración que le había puesto en la oprobiosa situación de haber perdido ante un pardillo. Puede que hubiera sido algún ruido en la calle, o la natural despreocupación con que juega, quien se sabe vencedor a priori. La cuestión es que le ofrecí retomar la partida en ese punto, lo que por supuesto no dudó en aceptar. Aquel día yo estaba inspirado; orgulloso y sorprendido también de mi jugada maestra e inesperada, al punto de que dudé lo mío antes de decir con la voz insegura: Jaque Mate.
De nada sirve, aprendí, estar inspirado, si tu contrincante tiene talento, porque este, es de largo aliento ante una colleja, y la gracia, es lo que es; me machacó.
Recuerdo con ternura también a Marcello, cuando perdió su única partida ante mí, después de haberme robado una novia.
El mundo es una gran partida, y aunque no lo parezca, después de haber escrito lo que he escrito hoy, estoy con la inspiración a flor de piel. Tengo ganas de jugar, da igual el resultado.
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34 comentarios:
¡¡¡¡PLIN!!!
Toma castaña! Ahora vuelvo!
Bien, después de haberme deleitado con el supremo post de hoy, le diré que una partida inteligente siempre es apetecible.
La gracia no está solo en perpretar un sorprendente movimiento, sino en intuir el del contrario; no solo en llevar a cabo una estrategia perfecta, sino en adivinar la del contrincante.
Y sobre todo saborear la paciencia, no perder la compostura y demostrar la elegancia del saber jugar, independientemente -como usted bien dice- del resultado final.
A sus pies, rey del tablero.
Inuit venía a hacer un coment, pero sólo dirá heeeeeeeeeeeeeey y seguramente con mala ortografía.... pues es lo que quiere Inuit, la inspiración a flor de piel, pero eso, a lo mejor, será otra partida.
Inuits a la rica brisa que mueve la inspiración de un anacoreta sin solución ;)))
Tenga usted una hermosa inspiración.
Pues si que tiene la inspiración a flor de piel, porque su jugada de hoy es de maestro con experiencia que sabe muy bien lo que dice y el porqué lo dice, y eso… no tiene precio en esta timba diaria donde nos jugamos las habichuelas.
¡Cómo satisface que no todo el mundo utilice el puente para intentar tostarse al sol y poner el culillo en remojo!
Siga, siga que aquí estamos…
NE NADA le sirvo yo de contrincante...dado que no sé concentrarme ni dos segundos en el juego...lo mío es viento siempre....
BESOS DE LUNES ..CASTOS E INMACULADOS
El ajedrez siempre me ha fascinado. No sé jugar, pero, a veces, me pasa eso, que gano al maestro, al que sí sabe jugar. Y es porque el que sabe, se maneja de manera obsesiva, controlando al otro, previendo, no dejando escapar nada. Y el que no sabe, suple su carencia con intuición. En la vida no podemos controlarlo todo; además, el control elimina el placer, no deja lugar al la improvisación, al cambio. En el fondo, el que controla sabe que no tiene flexibilidad y la vida es un contínuo imprevisto. De hecho, se puede acabar cuando más confiado estás.
Si ganó al que le robó la novia debió influir el hecho de que su contrincante anduviese muerto de culpa y necesitase un castigo; castigo que le colocaba a usted como superior (¡qué tonta la ex-novia!, con perdón). Bueno, creo que las novias no se roban, se van solas.
Me encanta su blog y su manera de escribir. Y también el verle inspirado. Eso no pasa todos los días. Un abrazo.
Hay que estar armado. No para atacar ante la menor provocación, sino porque uno nunca sabe qué arma se puede llegar a necesitar.
Hay un cuento de Dolina que no recuerdo textualmente, pero es algo así: el diablo se presenta ante un jugador. Le dice "puedo hacer que los naipes y los dados te obedezcan. Con sólo adorarme, ganarás siempre". El jugador le dice que no le interesa ganar. "¡Imbécil! ¿Acaso quieres perder?" le pregunta el diablo. Y el jugador remata: "No, sólo quiero jugar".
No sé si ese hombre era invencible, pero creo que iba por el camino correcto.
He pasado a verle y me ha seducido su prosa, por lo que me apresuro a comentarlo. Recuerdo que llegué a ser subcampeón de ajedrez en Carabanchel, y no es título baladí que allí había su nivel por la cantidad de tiempo sobrante, cabe suponer.
Siempre me ganaba un tal Gonzalo Arias, que jugaba de vicio, y a veces uno al que llamábamos el taxista-leninista. Pero mientras jugabas desaparecían las paredes y las rejas, y no es una metáfora.
No he vuelto a jugar luego.
A sus pies descalzos, amigo...
Lo intentado varias veces también, e incluso tengo un bonito ajedrez de madera en casa... pero nada.
Me pierdo en el campo de batalla y me da la sensación de que tengo que poseer una tranquilidad muy especial para jugar.
De todas maneras,con otros juegos, como son los de cartas, me pasa un poco lo que a usía, pater: gano hasta que aprendo.
No sé si es un mensaje del Hacedor indicándome sutilmente que pensar demasiado es malo.
¿será por eso,pater?
Un abrazo, como siempre, casto.
Sabe lo más peligroso, Señor Abad? Es cuándo las piezas deciden los pasos por sí solas sin esperar al jugador. Cuando la Reina salta la Torre y sale en el Caballo Alado, para estupefacto del Rey, que no asiste el movimiento.
No se espante, Abad, no me intoxicado con estas hermosas setas de otoño, que pululan por los bosques dónde suelo pasear. Es que la perspectiva de una semana de tres días, hace volar la imaginación…
Hoy le dejo unos guantes para que no le enfríen los dedos estudiando el próximo jaque.
El ajedrez y yo siempre fuimos enemigos acérrimos.
Nunca jamás he ganado, nunca me divirtió, nunca lo entendí.
Reconozco mi limitación, no lo entiendo.
Pero lo que sí entiendo, páter, es que escribe usted cada día más bonito.
Un beso bien grande.
Yo tambien creia que el mundo es una gran partida, a veces de Mus y otras de La Oca...me gusta su visión porque deja poco/nada espacio al azar.
Es un gustazo leer su optimismo por aquello que todo se pega
Espero que disfrute con el juego
Utilizando la mejor de las acepciones de la palabra juego, tengo que decir que a mí me encanta jugar. No me considero una buena jugadora, pues no siempre preveo la jugada de mi contrincante (qué mal suena ésta), pero intento divertirme en el proceso, aprender y vivir a tope.
Y en eso estoy, mi querido Antón, jugando la partida que tengo sobre la mesa, moviendo las fichas con mi corazón y viendo que la partida va desarrollándose, a lo mejor, no como a mí me gustaría, pero sí desarrolládose, que no es poco.
Y la estoy disfrutando a tope y paso de mirar al de enfrente y pensar qué va a hacer en su próximo turno.
Como tengo unas cuantas partidas empezadas de diferentes juegos, voy tirando el dado de las otras y sigo viviendo.
Besos,
Nunca me atrajo el ajedrez, llámeme burraca, o lo que le venga en gana... si bien me encanta jugar la partida esta que ud ahora tiene entre manos mas que nunca, la de la vida y muá, o múa y la vida.
Y da lo mismo el resultado, lo importante es echarle ganas, y que sepa que el esfuerzo cuenta bastante, y siempre da buenos beneficios, aunque no nos proclame vencedores de nada. A nuestra manera, cada uno nos proclamamos ganadores de cualquier batalla, con nuestra subjetividad en juego.. y quien sabe... si al final a algunos nos gusta eso de perder... y volver a luchar por una guerra nueva, partida, o lo que sea.
Le dejo un besazo fuerte, y sí, escribe ud bonito... pero eso ya lo sabe.
Chatrang suena a definitivo; a jaque mate. Un día tengo que investigar a ver como llegó desde Chaturanga-Chatrang-Shatranj hasta Ajedrez.
Soy mala jugadora; demasiado impulsiva. En cambio usted parece tener las suficientes cualidades para el juego. No me creo que lo machaquen. Pero si pasa, me alegra que no se le quiten las ganas de jugar. Al fin, la vida es eso; una gran partida de ajedrez. O de poker, según los talantes.
Un abrazo fuerte, amigo.
Que historia más sabrosa, y también curiosa Sr. Anacoreta, no le hacia yo tan prendido en el mundanal ruido.
Más pláceme comprobar que ni el juego ni las pasiones de este mundo le son ajenas. Que la vida es corta, y medida sabia es, aprovechar la inspiración y adquirir la destreza menester, para de todos los juegos de esta vida disfrutar.
Un abrazo y quede vd. en paz.
Nunca he jugado ajedrez, me gustan muchos juegos de mesa y me encanta ganar. Qué sabroso es cuando uno gana al maestro.
Saludos desde este lado del mundo
De pequeña intentaron una y otra vez enseñarme, no hubo manera. Mi imaginación se perdía en el tablero y nunca en las figuras, tan rectas ellas.
Eso sí, sé mover todas las piezas y a veces me monto mi propia partida donde los peones siempre dan el jaque mate. Ingenua sigo siendo, verdad?
Juego con vos, señor Abad y salen negras (con nuestras propias reglas)
apuesto mi aguinaldo y el regalo de mi tía Alba.
PLIÑ.
Anton, nada sé de Ajedrez, pero el solo pensar que será cuando no estaba inspirado si así lo está.
Porque antes y ahora es un lujo real poder leerle.
me conformo con mirarle a los ojos, bajo esa capucha de misterio y respirar cerca la irreverente línea que le sigue en la partida.
Entretanto un cognac??? en mi laberinto cuando guste, a sus pies
Si no hubiera sido porque hablaste de ajedrez hubiera pensado en otras tantas jugadas que guardan bastante parecido con éstas.
Besos, amigo
Lo que más me gusta del ajedrez es que cuanto mejor eres, antes sabes que has perdido.
Quien me enseñó a jugar al ajedrez lo hizo machacándome sin piedad (Mueve... Te daré jaque mate en tres jugadas... Tercera: ¡jaque mate!).
A él le debo el no haber nunca jugado al ajedrez.
Y el admirar a los que saben hacerlo.
Claro que , de no haber sido él, habría sido yo el que me habría decepcionado.
Como en tantas otras cosas.
Un abrazo, hermano.
Me gustó tu entrada , esribes muy bien. Si realmente no ocurrió y es sólo ficción me la creí toda, me gusta el ajedrez es un juego para pensar que te da varias alternativas de reacción como la vida a la que uno se enfrenta cada día. Y en cuanto a la novia pues nadie las roba como alguien dijo antes se van solas. Y si es verdad lo que dices la vida es una gran partida, y acotaría de ajedrez... un gusto leerte, volveré un abrazo
Lástima amigo, le debo la partida, no sé jugar ajedrez, apenas dominó y damas chinas, que ya se me olvidó..
Muchas cosas admiro en usted, entre ellas su excelente ortografía...
Besos de mandarina, Monique...
Jamás me sedujo este juego, soy más de pasar tres días con agujetas en el brazo por jugar a tenis en la Wii (triste, lo sé), pero es que me falta concentración y estoicismo para ello, o tal vez es porque nunca coincidí con nadie que tuviera la paciencia de enseñarme el movimiento de las piezas, pero si el funcionamiento del mando de la consola ;) Sin embargo, me sobra entereza para leer este extraordinario texto una y otra vez…incluso hasta sesenta y cuatro…
He leído y respondido, su nuevo comentario en mi anterior entrada.
Saludos.
stupidwoman11@hotmail.com
"pa lo que vd.guste mandar"
¡PLÍÑ! TÓOOOMAAAA COSITA
p4 R ¡JAQUE MATE PARDILLO!
jajajja, eres lo peorrrrrrrrrr, Luzbelitomío!!!
Siento ponerme pesada Antón, por un momento me asusté y pensé que había cerrado inesperadamente.
En mi blog, hay un comentario del Sr. Piera dirigido a vd.
Espero que lo disfrute.
Un abrazo.
y jugar por jugar
sin tener que morir o matar
o simplemente solo se trata de vivir
beso
Gracias Cristal, he leído el comentario del señor Piera; lamentablemente, también leí su réplica, que la disfruté menos.
Eso es cara Analix, de eso se trata.
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