lunes, 6 de octubre de 2008

El hombre de cristal

Conocí al hombre de cristal en una sala a oscuras, era un anciano frágil, que mullía los bordes de los muebles y los posibles obstáculos de su reducto con telas acolchadas; sus huesos eran tan frágiles, que el menor impacto con las cosas, le producía fracturas a su endeble esqueleto. Su contextura era pequeña, y aún imbuído en una sucesión de capas de abrigo, icono del hombre cebolla, era evidente la endeble costitución que le sostenía. Usaba aún dentro de la casa, un abrigo vaya a saber de quién, notoriamente mayor en tamaño, y unos guantes de lana con la punta de los dedos recortadas para facilitar el tacto. Recluído como vivía, su pasatiempo consistía en pintar y apuntar su cámara de video a lo que sucedía en el mundo, es decir, en su calle. Pintaba y repintaba un mismo cuadro en busca de la perfección, y le sobraba tiempo para orientar a los escasos benefactores y amigos que recibía en su retiro cauteloso.
Anoche pensaba en él, en que nos parecemos; y aunque yo no pinte, delimito una y otra vez los contornos de la realidad que alcanzo a percibir; hispo las aristas de lo exterior para evitar golpes y rasguños que me distraigan de mi observación, o me confinen a la convalecencia de dolencias no previstas.
Es verdad, nos parecemos tanto, que hasta tengo mi propia Amèlie.

14 comentarios:

El Diablo Des. dijo...

Creo estar un poco perdido y por lo tanto me atrevo a preguntar: ¿Es bueno parecerse?

JUANAN URKIJO dijo...

Supongo que es saludable que uno se proteja, sobre todo cuando su alma vulnerable ha sido violentada con el oprobio o al desamor en más de una ocasión.
Sé que los anacoretas extreman esa humana precaución de defenderse, pero también sé (a poco que lea en tu corazón de palabras) que nunca llegarás a blindarte.

Un abrazo permeable.

nacho dijo...

Puede ser que uno no se proteja por ser de cristal, sino que se cristalice a fuerza de protección, Antón.

Unknown dijo...

caramba, qué coincidencia!
yo una vez tuve un hombre de cristal,
ahora solo tengo el corazón

beso

Miss.Burton dijo...

Todos tenemos un poco de esa fragilidad de la que hablas, todos nos hemos roto, varias veces, y pegado en mil ocasiones, venciendo dolorosoas realidades, y defendiéndonos poniéndonos mil capas encima, y delimitando nuestro mundo a un cuarto. Quizás la salvación pase por tener, no una, sino varias Amelíes, y sobre todo, por no perder el contacto con un exterior que sino es la síntesis de la belleza y la dulzura, sí es el referente, el norte que nunca debe perderse.
Yo también soy de cristal, y cada día que pasa intento hacer mas caso a las alarmas internas por las que me rijo, y ser menos conderscerniente con los golpes que los malos me asestan... pero no pinto cuadros, prefiero chutarme la vida en vena, curte que es la historia válida, y nutre, aunque sea a base de hostias.
Y me consta que ud es un luchador nato... y que ese disfraz de cristal se lo pone sólo a veces, luego hay días de esos de luz en los que ud pisa un parque con aplomo, y sonríe ante la gloria de un amigo...
Pues eso. Lo que sí debe hacer es ponerse las capas... ud me entiende, empieza a hacer frío...

Margot dijo...

Cuando el viento va racheado es mejor hacerse de cristal... luego sirve cualquier metal, por ejemplo, el cobre con ese color fuerte, o el bronce y su aire viejo.

Pero siempre delimitar realidades pintando, o escribiendo, por las paredes. Y los dedos que no tiemblen, eso sí.

Besote con enano de jardín. (Es que Amélie me caía gorda)

mangeles dijo...

Nooo me lo creo...vd. de cristal???...no amigo...vd. es fuerte...y curtido...y cultivado...y ....bueno todo menos fragilidad...aunque sí sea muy tiernito...pero eso es otra cosa. besos

Arcángel Mirón dijo...

Antón, usted es un sabio.

Salúdeme a todos sus hombres.

Johan Bush Walls dijo...

He conocido mujeres de cristal, muchas de ellas, pero tengo tan mal tacto que he terminado rompiéndolas, a veces he logrado pegar las partes, pero nunca quedan igual.

Salú pue.

Ana dijo...

Perdone mi tardanza, es que no encontraba el pegamento ese de cyanocrilato o como diablos se llame, y llevaba media vida despegada.

En fin... y quién no??

Cree que sirve acolchar, blindar, proteger??
No sirve de nada, padre abad. De nada.

Un beso blandito.

Unknown dijo...

creo que no te pareces al anciano...puesto que me da que tu no eres "un icono de hombre cebolla" ( en toda la amplitud del termino) y por lo poco que he leido tampoco creo que seas fragil,,,corrigeme si me equivoco


saludos.

Conciencia Personal dijo...

Apuesto a que no es usted un anciano, ni que se sienta como el hombre de cristal...apuesto a que usted, es un artista...

besos, Monique.

Ana dijo...

Estos días en mi casa voy con abrigo, pero literalmente. Y yo que me pensaba que era la única en mis rarezas..
Sobre la fragilidad y nuestras protecciones, sólo puedo decirle que nuestra fragilidad es nuestro miedo. El miedo nos ayuda a sobrevivir, pero no a vivir. Usted no es de cristal ni de roca dura: Es de carne y hueso, humano, sensible y a la par resistente.
Al corazón se le debería permitir sentir sin envolturas.
Un abrazo

alkerme dijo...

Caramba, caramba, romántico y sentimental...?

Unos besos