sábado, 1 de noviembre de 2008

Los muertos a los que escribo

Soy muy cabezota a veces, y los pequeños inconvenientes de la vida cotidiana, no son capaces de retraerme de mis costumbres. Hay cosas con las que disfruto tanto, que no dejo de hacerlas aunque se conviertan en ejercicios inútiles a ojos ajenos. Forman parte de mi vida, y como tal, permanecen con una vigencia empecinada a través del tiempo.
Por ejemplo: extraigo las semillas de cada alimento vegetal que me dispongo a comer. Es una tarea meticulosa que llevo a cabo con la mayor de las paciencias; aunque sé que necesitaría muchas vidas para germinar todas las que ya tengo preparadas, tras hacerles saber que ya ha pasado el invierno, con una dosis de congelador de dos semanas. También habría de ser un terrateniente, para disponer del espacio necesario para semejante huerta. Tengo melocotoneros, naranjos, limoneros, aguacateros, paraísos (estos son más por nostalgia de mi tierra, pues sus frutos son tóxicos), granados, vides; y mi primer manzano, despunta orgulloso. En primavera vendrán los tomates, los pimientos, ajos, perejil y todo aquello que crezca voluntariamente. Cuando los árboles han crecido, los regalo y empiezo otra vez.
Con este mismo criterio, escribo cartas a María y a Omar; y aunque sé que ellos ya no pueden leerlas, me siento en su compañía mientras lo hago.
María es la única persona que conozco, que anunció su viaje con una semana de antelación, sin tener siquiera billete, o saber que la aguardaban realmente.
Ha pasado un año desde su partida, y no es que la recuerde por el día que es hoy, lo hago simplemente, porque no quiero olvidarla; o quizás es que no puedo.
Pasada la pena, es delicioso escribir cartas de las que no esperas respuesta, porque algo dentro disuelve las armaduras, y uno se ve fluir hacia lo esencial, como si alimentara la rueda de la vida, igual que con las semillas.

21 comentarios:

alkerme dijo...

Qué más da, si no necesitas una respuesta?
Si nuestros pequeños ritos nos gustan, adelante amigo anacoreta.

Un beso y gracias

Miss.Burton dijo...

Qué envidia dan esas semillas, a las que las plantas, las riegas, y las cuidas como si fueran tus hijas, tus amantes, o tu familia, sí.. qué envidia...
Y que bonito... seguir generando vida...
Me uno a ti en esa carta que siempre quise escribir, y que dejé pendiente en su momento porque me dolía demasiado escribirle algo a María, algo extraño, porque yo no se nunca despedirme de los que no están, es como si así no rompiese el vínculo... no se...
María era especial, y pasé muchas veces por su casa a decírselo, antes y después de su ida a otra parte. Y sí, es bonito eso de escribir al aire, y no esperar respuestas, pero mas bonito es, conocer tan bien al contrario, que sin brújula alguna, y sin tan siquiera su presencia, ya adivinas aquella supuesta contestación a tus palabras.
Y eso pasa porque somos de esos, extranjeros... recuerda... sensibles... recuerda... Distintos, supongo, que no mejores.
Un beso fuerte,
Delirium.

cristal00k dijo...

La respuesta de Maria y Omar esta en ese fluir hacia lo esencial, sin duda!
Hace días que le leo, sin atreverme a entrar... hoy me ha emocionado su texto, Sr. Anacoreta.
Saludos.

Inuit dijo...

Señor Anacoreta,
Los caminos de la regeneración son insondables y las terapias a la carta son las mejores.
Ya sé que le pediría Inuit si tuviera que hacerle un regalo(bueno,eso es una petulancia de la esquimala) un magnolio cultivado con amor, para plantarlo en su gran jardín de su casa japonesa.
Hay cartas maravillosas, pero éstas casi nunca llegan, por eso no tienen respuesta,aunque las que usted cometan sufren de una ausencia irreversible.
Llueva a cantaros en mi ciudad.
Inuits

tequila dijo...

Buenas:
Las plantas se me dan fatal siempre se me mueren... da igual los cuidados, que las susurre o las cante se me amustian asi que cuando noto que esto ocurre las regalo y de vez en cuando las visito ... no sé por qué sigo comprando más( una cada dos o tres años). Quizá por eso me maravilla que sea un "criador"... me encantaría tener un granado pero...

Algunas personas nunca se van, otras sí, no es cuestión de cariños ni de afectos no sé porque ocurre pero pasa. En mi caso va para 9 años y no son cartas pero tb tengo mi ritual....

Un beso

mangeles dijo...

QUE BONITO¡¡¡ ambas cosas...que colecciones árboles...y que escribas cartas a los muertos...

Si me muero (que no pienso) espero que me escriba cartas...muchas cartas Sr. Santón.

Besos dulces

Unknown dijo...

yo escribo siempre cartas mentales, siempre, aunque no las reciban.
mientras tomo el bus, mientras camino o paseo a mi perra.
me acompañan aunque a quienes se las dedico no lo sepan.

beso

Gárgola dijo...

Estimado Abad,
Es la hora del recreo: unos salen al patio a comer y otros, los raritos, se quedan leyendo esperando que suene la señal de volver a empezar.
Diferente lectura tiene su crónica si el día es claro y luminoso como hoy o pasado por agua como ayer, en todo caso es un deleite volver a leerlo, aunque a esta súbdita le peguen los ojos por la escasez de horas dormidas.
A mi, siempre me han gustado las cartas y mientras esperaba al cartero, que al final se hizo amigo mío, imaginaba las respuestas a las cartas que aún no había recibido y que en la mayoría de las veces nunca llegué a recibir.
Así es la vida, unos escriben sabiendo que el destinatario ya no está y otros contestan a las misivas que le gustaría recibir.
Bueno, Sr. Abad, tengo que dejarle pues ha sonado la campana y los ‘otros’ se enojan si llego tarde.
Abrazos, arroz, sal y un vasito de riza para alegrar la mañana (sin exageraciones es claro ;) …como corresponde a un anacoreta.)

Arcángel Mirón dijo...

Qué belleza de texto. Es emocionante lo que decís y cómo lo decís.

No siempre se necesita respuesta. A veces es sólo el escribir. Esa necesidad. Decir las cosas.

Margot dijo...

Bello texto, señor Abad muá.

Yo soy poco de rituales, no sé, alguna carencia quizás, pero hay algunos que me resultan conmovedores. Como éstos suyos.

Besote en el sayo!

Sombras en el corazón dijo...

Interesante la faceta de fomentador de vida "arbórea".
Precisamente en las semillas que esconden árboles pensé el otro día cuando al comerme una manzana vi que una de sus semillas había empezado a germinar.
Marea pensar cuantos árboles hemos tirado a la basura a lo largo de nuestra vida. Que no es una crítica, porque si se hubieran plantado todos esos millones de árboles no podríamos ni dar dos pasos.
Pero entre la desertización y la exageración se podría buscar un punto medio.
En cuanto a esas cartas que no reciben respuesta, cada uno tiene sus métodos. Por tener menos tiempo, o ser más vaga, o simplemente por abuso de confianza, me comunico directamente.
Pero conozco más personas que escriben cartas a los que ya no están. Y estoy segura de que llegan a su destino.

Un abrazo reflexivo, pater.

nacho dijo...

Y escribir a los que hoy no pueden leerte es también hacerlo a los que vendrán después, esos que tampoco te podrán responder, pero que disfrutarán de la sombra de tus árboles.

Ana dijo...

Las cartas sin respuesta son como las semillas al viento. Nunca sabes donde caerán ni cuales engendrarán sus frutos. Probablemente crecen en el propio corazón.
Un abrazo

Logan y Lory dijo...

Escribir,hablar, cantar, hacer llegar nuestros sentimientos a la gente que ya no está, del modo que sea, como a nosotros nos reconforte es un modo de darnos tranquilidad y de mantener la permanencia de nuestros seres queridos entre nosotros, cada día.

No necesitas respuestas para saber que siguen aqui.

Saludos.

Ana dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=Tdd_yVaY0wQ

Escuche la letra.
Evocadora y hermosa, como los árboles y como las cartas...

Un beso con abrazo, con melancolía, con la nostalgia de un tiempo pasado que no sé si fue mejor, pero sí fue maravilloso.

Quién pudiese ingerir
un fármaco precioso
convertir en realidad
todos esos sueños...

:)

Conciencia Personal dijo...

Agregaría, que la espera no es una mentira....

besos querido amigo, Monique.

gemmacan dijo...

La respuesta, a veces, es lo de menos, y lo de más la necesidad de mantener vivos en la memoria a quienes nos hacen falta, a quienes aceptarían de buen grado esas misivas, a quienes agradecerían las palabras y el gesto.
Una manera bella de omitir en cierto modo la realidad, de ganarle la partida a base de recuerdos a la muerte.
Saludos.

Verdial dijo...

Me maravilla la manera tan sutil de escribir que tienes, así, como quien no quiere la cosa, y la fuerza de lo que transmites.
Esta entrada me ha gustado mucho.

Saludos

pd. Aunque no crea que seas persona de estas cosas, aún así dejé algo para tí en mi blog.

ybris dijo...

Hay personas que pasan a nuestro lado, a veces muy cerca, incluso casi dentro, como semillas que apartamos de la fruta que comemos.
Y ya lo dijo quien lo sabía: "Si la semilla no muere..."
A veces hay que esperar a que se marchen los que queremos para darnos cuenta de cuánto hueco dejaron.
Sólo -y nada menos- nos queda el consuelo de escribirles cartas como quien planta semillas.

Un abrazote, hermano Antón.

Aprendiza de risas dijo...

No sé si me atreva a decirle que conforme le leo, que cuanto más sé de usted, más cariño le profeso. Este texto me parece de lo más dulce que he leído de su pluma.

Este ejercicio de escribir sin esperar respuesta, de comunicación entre almas, yo tb lo siento dentro y lo practico; a veces necesito hacerlo porque me reconforta y, lo mejor, porque sé que el destinatario lo recibe.

Hace apenas dos meses se fue un gran amigo, una persona que leía mi blog en la sombra y, de vez en cuando, le dejo algún post, “porque sé que él me lee”. Por si acaso, cuando lo escribo, lo leo en alto, como si le narrase un cuento a un niño, y me siento en verdadera comunión con él.

Un beso con el deseo de que nuestras almas, ya en vida, sigan conectando como lo vienen haciendo hasta ahora,

tequila dijo...

Gracias , me hizo sonreir :)))
ya le cuento...