jueves, 14 de agosto de 2008

La foto


Quité el mes pasado todos los retratos próximos a la ventana; al
parecer, la luz, los había ido deteriorando aunque yo no lo notara. Los puse en el otro extremo de la habitación. La mudanza de todos los seres queridos de mi vida no fue demasiado solemne; apenas la delataba unas siluetas claras en la pared sucia y un poster del Che, cagado por generaciones de moscas, jubilado para hacer sitio a mi propio pasado.
Noté que todas las fotos menos una, se iban decolorando, o clareando las de blanco y negro. La foto de mi madre lucía igual que siempre, con aquellos colores pastel de las primeras fotos de color.
Si bien alejadas de la ventana, el proceso continuó imparable, y a los pocos días, un montón de fotos desvaídas, orlaban la de mamá, con aquella su sonrisa eterna. Hoy ya no podría decir cuál foto era la de quién; mis hermanos, mi padre, mis ex, y todos mis hijos, se representan igual; en unos cuadrados blanquecinos de distintas tonalidades. Tan sólo la de mi madre, sonríe impoluta con el color "Kodak Fiesta" del primer día.
Recuerdo el día de esa foto, creo incluso, que fue la primera vez que tomaba una; aquel infausto día, yo había roto el termómetro (cosa muy grave por aquellos tiempos), y esperaba un castigo: a cambio, me dejó usar la cámara y olvidar mi culpa; mi madre siempre me lo perdonó todo.

3 comentarios:

Gatot_X dijo...

la mía, mi madre, también lo hacía...

pienso que tal vez somos como la foto del che, pero no nos damos cuenta porque nos duchamos de vez en cuando, cosa que las fotos y los posters no hacen...

el ventrílocuo izquierdo
*llepades noi

Verdial dijo...

Yo siento como algo mágico una fotografía. Junto con la imagen que se plasma en la misma, también queda grabado en ella es instante vivido por los protagonistas. Luego, con el paso del tiempo, las miras y vuelves a vivir aquellos momentos.
Seguramente la foto de tu madre luce tan bellos colores porque son los que quedaron grabados en tu corazón.

Muy bonita entrada y muy buen comienzo de blog.

Saludos

tequila dijo...

Me encantaba jugar con las bolitas de mercurio (sobre todo si el "abroncado" por romper el termómetro era otro).
Dicen que la figura materna es al hijo lo que la paterna a las niñas... no sé... pero es un homenaje precioso a su madre.

Me incorporé a su blog cuando ya estaba comenzado y aunque lo he leido ENTERITO quería comentar en esta primera entrada, ahora que aún se puede.
Besos melancólicos