viernes, 29 de enero de 2010

Prometo

Leí la noticia con un cierto estupor: ¡El Banco X había ganado un 16% menos...! ¿Menos que cuando?; ¿menos que cuando yo trabajaba y tenía una casa; pagaba las facturas y la pensión de mi hija?. Claro, es normal que los bancos ganen menos, y por eso me extraña que sea noticia. Los bancos son como las religiones exóticas; viven de los paganos, o sea de nosotros, los Paganinis de toda la soberbia usurera. Ellos dan por sentado que siempre ganarán, cada año más, por eso comparan sus resultados actuales con los más floridos del pasado reciente, y a la hora de afrontar los tiempos de vacas con cintura de avispa, como no se atreven a darle crédito a la panda de desgraciados que han generado, aumentan en un 7% la mordida por sus servicios a los que aún tiene ingresos; cobran comisiones por el dinero destinado a la catástrofe de Haití y ya no nos prometen siquiera una Magefesa por captar nuestro subsidio de desempleo.
El Estado, que acudió solícito al socorro de su socio principal, les deja hacer, porque cuando los bancos se recuperen de su funesta gestión y vuelvan a dar créditos, ambos trincarán de nuevo.
Cuando uno compra una casa no sabe que en realidad, lo que está haciendo, es comprar un aval, que podrá perder ante la menor contingencia contra estos dos poderosos adversarios; uno no puede llevarse su casa a ningún sitio, y el Estado y los bancos lo saben.
Pagaré mis créditos pendientes como siempre he hecho, y a continuación, cerraré mis cuentas, me negaré a pagar cualquier servicio a través de una entidad bancaria y volveré al colchón como caja de caudales.
Están necesitando un escarmiento, y por simbólico que sea, estoy dispuesto a dárselo.