viernes, 29 de mayo de 2009

El circo



Llevo tanto tiempo en él, que a veces se confunden mis recuerdos; sé que fui enano, augusto y faquir, oficié de volatinero, forzudo y hombre bala; hice los roles que me pidieron, pero podría asegurar que nunca me tocó la mujer barbuda. Practiqué tanto el funambulismo, que me desplazo sin pértiga desde entonces ante el asombro del público, y cada día son menos los que quisieran verme caer; pero siempre alguno hay.
Domé las fieras que me pusieron delante, y supe estar fuera del alcance de las que atacan por detrás; la que más me costó sin duda, fue la que me mordía desde dentro en su rebeldía; ahora hace (casi siempre) lo que le ordeno, y es mansa con quienes se me acercan, aunque tiene sus días. Como payaso no me fue mal, y si bien las bofetadas no fueron demasiadas, por mi cintura prodigiosa, aún me escuecen los cachetes de cuando el guión mandaba recibir. En esta vida, no hay estrellas ni tareas exclusivas, todos somos uno; del triple mortal del foco a las boñigas, todo es tajo; y puede que algún día quizás deje de hacerlo, pero de momento, aún monto la carpa cada día.

sábado, 23 de mayo de 2009

Vendo dientes baratos



Las crisis económicas son cíclicas; espasmos vinculados al exceso en todas sus formas. En las economías de supervivencia, las crisis llegan cuando tras la bonanza de un período de estabilidad y la benevolencia coyuntural de la meteorología, se multiplican las bocas que una tierra puede alimentar con su estructura productiva. Entonces aparece el escarabajo de la patata; una nube de langostas, o es la tierra la que dice basta con su lenguaje polvoriento. Entre los conejos, cuando una colonia excede en individuos la capacidad de la tierra de alimentarlos, las hembras son capaces de neutralizar su preñez, reconduciendo así la situación. La ficción de que nuestro planeta podrá soportar la presión hasta el infinito, ha desembocado en soluciones pintorescas e irreflexivas, como la de la revolución cultural china, de acabar con los pájaros que exigían su ancestral quiñón de grano. El problema no eran las aves, sino el excedente de humanos, que acabaron asistiendo atónitos a las plagas de insectos que devoraban sus sembrados sin enemigos especializados para mantener el equilibrio.
Antes, con terreno que colonizar, las sociedades superpobladas daban una solución al problema, llevándose la semilla de su pueblo allí donde no hubiera quien le disputara el terreno, y en el peor de los casos, hacer tabla rasa con esos paganos autóctonos que no sabían reconocer a los escogidos de un dios cualquiera. Ahora está mal visto entrar a saco en la despensa del vecino en época de paz, por lo que es necesario encontrar un motivo para la guerra (¡ay Irán, que creo que te toca!), o avanzar la infantería económica, untando a cuatro cabrones para matar sin derramamiento de sangre, apenas de jugos gástricos.
A los VIP (Vampiros Internacionales de los Pobres), no les basta con garantizar la miseria de los productores de materias primas fijando los precios de sus cosechas a través de subvenciones a los de casa; también generan riquezas hipotéticas, y venden ilusiones a los cándidos ambiciosos que confunden valor y precio. El esplendor es siempre demasiado caro para pagarlo con el dinero real, así que hay que crear unos bienes ficticios y sobrevalorados, con período de caducidad, pero sin mencionarlo en la etiqueta. Nos cambiamos cromos sin valor, y que se joda el último, o sea tú y yo.

viernes, 15 de mayo de 2009

Intercambio


Abre las alas y despliega el mundo ante mí; háblame de los cielos que aún no he recorrido, y apenas me atrevo a imaginar, abúlico en mi atalaya. Te daré a cambio mis secretos; una muestra de mi vuelo de acrobacias en primera fila, y los trucos que he aprendido, mientras esperaba. Ilumina mi vida con tus colores brillantes, y verás el fulgor del que soy capaz, cuando me avivan.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Salvación


La tecnología nos revela mundos ocultos a un palmo de nuestras narices; y unos trozos de cristal tallado, en su momento, hicieron que los dioses necesitaran de argumentos suplementarios para su sostenimento . Las maldiciones pasaron de ser designios divinos, a meras invasiones de organismos, que como nosotros, se empeñan en medrar. La credibilidad de los seres omnipotentes, puede quedar en entredicho si sus valedores no arguyen lo suficiente, con lo que el verdadero poder de los supremos hacedores, se reduce apenas a la fortuna en la elección de la plantilla. Venimos al mundo pretendidamente hipotecados por las creencias de quienes nos precedieron, y está en nuestra mano, acudir tan sólo a la llamada de aquellos cuyo discurso, nos parece creíble y positivo. No cuestionar lo establecido, o la gestión de la realidad, es ser esclavo de nuestra propia indolencia, y tarde o temprano habremos de pagar un alto precio por ello. Criticar sin hacer, es apenas un artificio para no mirarnos, y culpabilizar así a otros de nuestra desidia. Vacíos de designios, llegamos a realidades concretas en las que habremos de tomar partido, oponiéndonos a otros intereses.
Todos los paraísos están lo suficientemente lejanos como para que debamos ocuparnos de la aridez que encontramos en nuestro camino a ellos; sólo así nos los mereceremos.
Cualquiera os dirá que hay un mundo en una gota de agua; ¿habéis salvado algún universo hoy?